Traducción: Jesús Ortiz
Milrazones, 2012
Título original: I Want my Hat Back
Nuestra edición: Walker Books, 2011.
Título original: I Want my Hat Back
Nuestra edición: Walker Books, 2011.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPKgqDKgDAZf8gHYtA5TpjoAE8AE749wJyigkQyPylEqZh0AF1atJxKK77Dp7ZGM_MPQUmMb8WA27dwLPSrxI9XeZdflCW8m_naut4NQQnJMQ29QgHmUUOYBqassEk_2WPl4a6aqXEOhI/s400/Yo+quiero+mi+gorro+cubierta.png)
Yo quiero mi gorro tiene una estructura repetitiva, con diálogos que se reproducen casi idénticos pero con pequeños cambios, que ayudan al disfrute de la lectura en voz alta. Por otro lado, los recursos de la tensión y del tiempo se usan con una maestría poco habitual para lograr efectos narrativos y cómicos potentísimos.
Es una historia encantadoramente sinvergüenza y sutil que se relata mediante unas ilustraciones y un diálogo engañosamente sencillos y que cautiva a pequeños y grandes lectores a muchos niveles distintos. Contiene muchos agradecimientos, unas mentiras muy poco convincentes, un cerebro - o dos- penosamente lentos, una doble página magistral en la que se masca la tensión al más puro estilo Western y un final refrescantemente inmisericorde y bastante, bastante gracioso.
El texto
Un oso ha perdido su gorro y se
siente desesperado y perdido sin él. Va caminando por el bosque y
preguntándole a todos los animales con los que se encuentra si han visto
su preciado gorro. El zorro y la rana no se enrollan: no lo han visto.
El conejo (los lectores advertimos que lleva puesto un precioso gorrito
picudo rojo) se explaya más: "No. ¿Por qué me lo preguntas? Yo no lo he
visto. No he visto ningún gorro en ningún lado. Yo nunca me atrevería a
robar un gorro. Deja de hacerme preguntas". El oso da las gracias a cada
uno de ellos y sigue andando. La tortuga no ha visto el gorro pero
acepta la ayuda del oso para subirse a una roca. La serpiente vio una
vez un gorro azul y redondo, pero ése no es el gorro que busca nuestro
amigo. El armadillo ni siquiera sabe qué es un gorro.
Deprimido, se echa en la tierra y mira hacia el cielo. "Pobre sombrero.
Lo echo tanto de menos". Entonces aparece el ciervo y le pregunta cómo
es su gorro. Tan pronto como el oso empieza a describir el gorro se
acuerda de dónde lo ha visto, o más bien, de sobre quién lo ha visto. Se
levanta de un salto y vuelve a pasar corriendo a todos los animales,
que ahora son espectadores, todos en fila, hasta que llega al ladrón y
recupera su gorro. "Me encanta mi gorro".
Mediante una elípsis se nos cuenta el resto de la historia y, cuando una
ardilla viene y le pregunta al oso feliz y con el gorro puesto si ha
visto a un conejo con un gorro, la respuesta del oso resulta familiar:
"No. ¿Por qué me lo preguntas? Yo no lo he visto. No he visto a ningún
conejo en ningún lado...".
Las ilustraciones
Las ilustraciones de Yo quiero mi gorro son figuras de líneas
sencillas sobre fondo claro, con un attrezzo mínimo compuesto de unas
hojas y alguna que otra mala hierba. El cuento se relata en colores
sobrios (tonalidades grises, marrones y beige principalmente), excepto
el rojo del gorro que destaca por encima de todo lo demás en las
imágenes y al que se le da un uso narrativo inteligente.
El texto aporta un elemento visual interesante, al estar codificado por
colores según los personajes (cada uno de los animales habla en un color
distinto).
Nos encanta la expresión de los ojos del oso. ¿Cómo es posible que unas
ilustraciones tan "quietas" sean capaces de transmitir tanta
desesperación?
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Mirad al zorro como nos mira de reojo. |
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¿Por qué me preguntas a mí? |
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Nos encanta esta serpiente, su charleta irrelevante y el diálogo codificado por colores. |
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Mi pobre gorro. ¡Lo echo tanto de menos! |
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Ese momento de ¡ya caigo! ¡Mirad esos ojos! |
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Volviendo atrás a pillar al culpable |
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La tensión pre-duelo se masca. Ésta es nuestra favorita. Casi se oye la banda sonora estilo Western. |
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¡Me encanta mi gorro! |
Las guardas, en las que aparecen todos los personajes del libro,
incluido el oso sin gorro en la parte delantera y el oso con gorro en la
parte trasera, parecen hechas de seda.
Lectura en voz alta
El texto acumulativo de Yo quiero mi gorro con estructuras de
diálogo repetidas lo convierten en un material perfecto para la lectura
en voz alta, incluso para niños muy pequeños, a los que también
cautivará la mirada expresiva del oso y las pintas graciosas de los
otros animales. También hay muchas oportunidades para poner voces
tontas.
Pero pensamos que este libro ofrece muchas otras razones poderosas por las que los niños se dejan atrapar.
Los niños pequeños se identifican mucho con las sensaciones de a) perder
algo querido y querer recuperarlo desesperadamente, b) encontrar algo
bonito y querer quedárselo hasta el punto de que c) se intenta tapar el
robo mediante una mentira mala, mala y a menudo larguísima, d) encontrar
al canalla que te robó ese algo querido en a) y e) recuperarlo con
maneras todo lo brutas que haga falta: "Es MÍO". (O como dice el oso "Me
encanta mi gorro").
Creemos que es ésta identificación de múltiples capas que hace que los
niños hagan ¡ooooh! y ¡aaaaah" y se echen a reír. En nuestro caso, hay
mucho gritito y muchas, muchas risitas.
Otros comentarios sobre Yo quiero mi gorro
Éste es el álbum ilustrado que más se acerca a una película muda que hemos visto hasta ahora.
Yo quiero mi gorro es una introducción a un tipo de
humor ligeramente más sofisticado del que uno suele encontrar en álbumes
ilustrados, en el que los dobles sentidos juegan un papel fundamental y
la gracia reside en mostrar y en decir cosas distintas a lo que en
realidad está ocurriendo. Hemos leído unas cuentas reseñas del libro, algunas muy bien argumentadas e interesantes que
hacen la pregunta de si no será este un caso de libro que en realidad
gusta más a los adultos que a los niños; si no será un libro que los
adultos "pillan" más que los niños.
Nos atreveríamos a decir que es el principio de una educación en el humor. El
humor slapstick (alguien que se resbala con la piel de un
plátano) no hace falta aprenderlo, pero hay otro tipo de humor que sí
hay que "aprender", y el modo de aprenderlo es mediante la exposición a
él. Puede que al principio no se pille, o quizás no se crea que haya
nada que pillar (¿y qué?), pero la exposición a los juegos lingüísticos y
narrativos al servicio del humor conforman el inicio de un proceso de
aprendizaje interesante y divertido.
Una preguntita. Nadie parece ponerse de acuerdo. Este animalito de pocas
luces ¿qué es? ¿Es un armadillo, una comadreja o un topo? Votamos por
armadillo, pero nos hace gracia que no haya consenso. ¿Qué pensáis? (Nota
añadida después: vemos que el propio Klassen se refiere a la criatura
como "especie de topo". Pero a nosotros esas rayitas nos siguen confundiendo).
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